DESCANSAR EN LA EXPERIENCIA
El practicante
de kyudo se encuentra con miles de dificultades en su camino, pero la solución
a esos problemas es sencilla: confianza en sí mismo y práctica constante de una
correcta técnica con una mente pura y un espíritu en armonía.
La
disciplina del kyudo consiste en trabajar con un cuerpo y una mente agitados y
sin autocontrol, utilizando el arco y la flecha, que están vivos y pueden
empujarse y tirar de ellos a voluntad, para alcanzar el blanco estático.
Desde
fuera, el tiro parece sumamente sencillo, pero tirar abarca las tres esferas de
la mente (kokoro), las acciones, y los pensamientos, y estas esferas, al
conectarse una con otra, dan como resultado miles y miles de cambios en el
trabajo interno de este arte, haciendo difícil dar en el centro del blanco.
Lo
que se consigue por la mañana se pierde por la tarde. Si buscas en el blanco,
es inmóvil y sin engaño. Si buscas en el arco y la flecha, son ingenuos, son
No-Mente.
Buscando
sólo en ti mismo, debes limpiar tu mente y corregir tu cuerpo y, con un único
propósito, alimentar el espíritu correcto, entrenarte en la técnica apropiada,
y entregarte a tu entrenamiento con toda sinceridad, abriendo tu corazón a la
experiencia, sea la que sea. Esta es la única forma de progresar.
La
forma no se realiza sólo con el arco, sino con todo tu cuerpo, y con tu corazón.
Situando tu espíritu (kokoro) en el centro de tu cuerpo, con dos tercios del
brazo izquierdo empujas el arco, y con un tercio del brazo derecho tiras de la
cuerda. Cuando el espíritu está asentado, todo esto se convierte en una armoniosa
unidad. Abriendo tu corazón y tu mente, esperas con atención el momento en que
salga la flecha.
Cuando
sueltes, desde el centro del pecho divide la parte izquierda y derecha de tu
cuerpo de igual manera. Abierto y relajado contempla el tiro, descansa en el inmenso
espacio de la experiencia.
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