Cuando observamos la práctica del
Kyudo, nos trasmite algo especial, sus movimientos lentos y precisos
manifiestan calma, armonía y dignidad, creando una atmósfera ceremonial,
solemne, casi religiosa, pero el Kyudo no es una religión. Sin embargo, sí es
cierto que esta práctica ha sido influenciada en gran manera por dos de las
principales tradiciones de la filosofía oriental: el Shinto, o sintoísmo, la religión autóctona del Japón, y el budismo Zen
que llego a Japón desde China.
La
influencia más antigua que recibe el Kyudo es la del Shinto, una tradición
animista que se basa en la veneración de los kami, o espíritus de la naturaleza. Durante más de dos mil años, el
uso ritual del arco ha sido parte del Shinto, como es evidente durante las
fiestas del Año Nuevo cuando los altares sintoístas ofrecen simbólicas flechas
de plumas blancas como amuletos de buena suerte.
En general,
es bastante evidente la influencia del Shinto en la práctica del Kyudo. Las
formas externas del kyudo, como la ceremonia, el uniforme, y el respeto que se
muestra hacia el arco, las flechas y el lugar de tiro, son herencias de la
práctica Shinto. Podemos ver muy claramente esta influencia en el kyudojo (el lugar de tiro), donde el kamiza (asiento del kami) es el lugar de
honor donde suele situarse tradicionalmente un pequeño altar Shinto con
ofrendas de agua, sake, arroz y sal. Aunque estos altares (kamidana) ya no están permitidos en los kyudojos públicos de Japón, aún podemos ver en muchos kyudojos privados ese altar, expresión
de respeto y aprecio por la naturaleza y las energías que hacen posible la
vida, como vínculo común que relaciona el kyudo y el Shinto.
A pesar de
los aspectos externos claramente relacionados con el sintoísmo, es el budismo Zen
el que tiene la influencia filosófica, o interna, más poderosa en la práctica
del Kyudo. Podemos ver esa estrecha relación entre las enseñanzas Zen y el
Kyudo en, por ejemplo, dichos como “un tiro, una vida” y “tirar debe ser como
el fluir del agua”. Podríamos decir que la influencia del budismo Zen es
relativamente moderna, porque se remonta al siglo diecisiete o dieciocho,
cuando todo Japón estaba en paz y la práctica del Kyudo quedó definitivamente
como una práctica contemplativa y no de guerra. Es en esa misma época cuando el
Camino del Guerrero (bushido) alcanza
también su madurez. Incluso se piensa que la palabra Kyudo (el Camino del Arco) se utilizó antes que kyujutsu (la técnica del arco) durante ese
mismo periodo.
Pero la primera
relación entre el kyudo y el Zen no empieza en esa época, sino bastante antes. Durante el periodo
Kamakura (1185-1333), el samurái ya adoptó el Zen como su método de
entrenamiento moral. El Zen era la disciplina perfecta para el guerrero
japonés, ya que no tenía una doctrina dura, enfatizaba el pensamiento
intuitivo, y fomentaba una forma de vida sencilla y ascética. El samurái encontró
en el Zen el apoyo moral y mental necesario para llevar a cabo sus deberes, sin
enjuiciarlo ni a él ni a su profesión.
Aunque el Kyudo ha cambiado bastante
desde los tiempos del samurái, esos mismos aspectos del budismo Zen, que antaño
preparaban al guerrero arquero para la batalla, ahora preparan a los
practicantes de kyudo a conocerse y comprenderse mejor a ellos mismos y al
mundo que les rodea. Gracias a esas influencias filosóficas que le dieron
forma, el Kyudo, el Camino del Arco, nos ofrece hoy en día un camino profundo
de descubrimiento y desarrollo personal que vale la pena recorrer.
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