LA PRÁCTICA DEL KYUDO


La única forma de comprender verdaderamente el Kyudo es practicando incesantemente, realizando una forma correcta con una mente y un corazón puros.

La forma de purificar nuestra mente es practicando Kyudo. Ejercitando la técnica con una práctica regular, debemos llegar a dominar lo suficiente los aspectos mentales y espirituales del Kyudo como la calma mental, el desarrollo de nuestra fuerza interior, la concentración mental, y la resolución o firmeza. El tiro es como un espejo sincero que refleja nuestro interior, si tenemos algún problema o no somos sinceros, eso se revelará en nuestra forma de tirar. El tiro nos mostrará siempre hasta qué punto comprendemos nuestro arte. Y la única forma de comprender el Kyudo es practicando.

Debemos observar en nuestro interior, debemos aclarar la mente y corregir el cuerpo, y con un único propósito cultivar el espíritu correcto, entrenándonos en la técnica correcta, y entregándonos completamente a nuestra práctica con total sinceridad. Esta es la única forma de practicar verdaderamente el Kyudo.

Para aclarar la mente, no debemos tener nada en ella que nos impida tirar con sinceridad y con todo nuestro corazón. El espíritu correcto es practicar con diligencia y con una motivación pura, dejando atrás cualquier pensamiento de ganancia o pérdida y realizando el tiro por el mero hecho de tirar. Desafortunadamente, es extremadamente rara encontrar una persona con este tipo de corazón verdaderamente puro. Por eso, uno de los propósitos del Kyudo es alimentar ese espíritu a través de la práctica correcta del tiro.

La gente hace las cosas por muchas y diferentes razones. Sin darse cuenta siquiera de ello, la mayoría de las personas tienen intenciones o motivos ocultos para llevar a cabo sus acciones y estas motivaciones afectan también a su práctica de Kyudo. Algunos desean gustar a los demás y ser admirados por sus logros; otros aspiran a tener una posición y poder; a algunos les encanta competir y que les feliciten por sus victorias; y otros tienen miedo de perder y evitan todo lo que tenga que ver con la competición; unos tienen un concepto muy elevado de sí mismos creyendo que su forma de hacer las cosas es la correcta y la de los demás equivocada; y otros se infravaloran y tienen más en consideración la opinión de los demás que la suya propia.

Los rasgos profundos de la personalidad de cada uno, aunque ni siquiera seamos conscientes de ello, afectan a todo lo que hacemos, incluyendo a nuestros tiros. Una persona que sea fuerte físicamente tirará con poder y confianza, pero con demasiada agresión y fuerza bruta. Una persona con un espíritu débil tendrá un tiro vacilante y con falta de decisión. Una persona con una mente dispersa tirará de forma irregular. Una persona descuidada tirará con descuido. Una persona tensa tendrá un tiro con tensión, y una persona enojada tirará con enojo. Según sea la persona, así será también su tiro.

Además, el Kyudo debe comprenderse de una manera equilibrada, en toda su amplitud y profundidad. Hay personas que piensas que se puede tensar el arco simplemente con el cuerpo, físicamente, y por eso se concentran solamente en la técnica olvidándose de cultivar su espíritu o corazón. Estas personas, si son fuertes y tienen confianza, pueden convertirse en arqueros muy hábiles, y a veces en muy poco tiempo. Sin embargo, su habilidad será limitada, y a menudo abandonarán la práctica cuando se encuentren con obstáculos en su interior que requieran demasiado esfuerzo para ser superados. Por otra parte, otras personas creen que la técnica es secundaria y que sólo la mente es lo verdaderamente importante, así que simplemente adoptan el estado mental o de ánimo que creen es el correcto y esperan que, de alguna manera, el tiro se dé por sí mismo.

Pero el Kyudo consiste en técnica y corazón. El Kyudo no puede existir sin técnica, pero tampoco puede existir “solo” con la técnica. La técnica y la mente deben estar unidos, entrelazados uno con otro como las hebras de una cuerda. No se puede separar el acto de tirar de la mente y el corazón, y no hay realmente separación entre la mente y el cuerpo, o entre la técnica y el espíritu. Son interdependientes, por lo que entrenando correctamente la técnica también estás entrenando la mente y el espíritu. Es posible que para la mente occidental esto no resulte tan obvio como suena, pero es una de las cosas más fundamentales que hay que aprender en la práctica del Kyudo. Lo que esto significa en la práctica es que se considera cada una de las acciones físicas como un reflejo del estado de tu mente y de tu corazón. Por lo tanto, una vez que has aprendido la técnica hasta el punto en que puedes tirar con cierta facilidad y fluidez, el maestro empieza a observar más y más de cerca el espíritu con el que tiras. Porque la cualidad, el sabor, o textura, con la que tiras es la clave para comprender tu mente, para descubrirte a ti mismo.






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