VIVIR MÁS ALLÁ DE LA ESPERANZA Y EL MIEDO A TRAVÉS DEL KYUDO

 

 

“A través del Kyudo uno puede aprender a vivir más allá de la esperanza y el miedo, puede aprender a ser”

Chogyam Trungpa fue un influyente maestro tibetano que introdujo el budismo tibetano en Occidente, no solo a través de sus enseñanzas espirituales, sino también mediante su aguda comprensión de la cultura contemporánea. Entre sus muchas enseñanzas, destacó la práctica del Kyudo, el arte marcial japonés del tiro con arco, como una forma de cultivar la mente y el espíritu. En una de sus citas más conocidas, Trungpa dijo: A través del Kyudo uno puede aprender a vivir más allá de la esperanza y el miedo, puede aprender a ser. Esta profunda declaración invita a una reflexión más amplia sobre el significado del Kyudo y su papel en el desarrollo personal.


Kyudo: Más que un arte marcial, una disciplina espiritual

El Kyudo no es simplemente una técnica de tiro con arco. Es un camino espiritual que busca alinear el cuerpo, la mente y el espíritu en una danza armónica con el universo. A diferencia de otras artes marciales que se centran en el combate o la defensa personal, el Kyudo es una práctica profundamente meditativa. En ella, cada movimiento y cada pensamiento debe sincronizarse con una intención pura.

Chogyam Trungpa, en sus enseñanzas, vio en el Kyudo una poderosa herramienta para superar las limitaciones internas que nos imponen la esperanza y el miedo. Estos dos estados mentales, tan profundamente arraigados en la naturaleza humana, nos mantienen en un ciclo interminable de expectativas y decepciones. La esperanza nos proyecta hacia un futuro deseado, mientras que el miedo nos paraliza, o nos hace retroceder, ante la posibilidad de un resultado negativo. El Kyudo, según Trungpa, permite al practicante entrar en un estado de pura presencia, donde no hay lugar para las proyecciones mentales, y uno puede experimentar el "aquí y ahora" de una manera más auténtica.


El camino del guerrero y la práctica de Kyudo

Chogyam Trungpa introdujo el concepto del "Camino del Guerrero", inspirado en las tradiciones marciales de Japón y el budismo tibetano. Para Trungpa, ser un guerrero no significaba dominar a los demás o buscar la confrontación. Al contrario, el verdadero guerrero es aquel que ha conquistado sus propios miedos internos, aquel que es capaz de enfrentar la vida con una mente clara y un corazón abierto.

El Kyudo, en este sentido, se convierte en una valiosa práctica para el guerrero. Cada vez que el arquero se prepara para tirar una flecha, se enfrenta a sí mismo. No hay enemigos externos, solo la mente del arquero y su relación con el presente. La postura, la técnica y la respiración son meros reflejos del estado mental del practicante. Si hay miedo, la mano temblará. Si hay esperanza, la flecha se desviará. Solo en el momento en que el arquero puede soltar todos estos apegos mentales y ser completamente uno con el arco y el objetivo, puede surgir un tiro auténtico.


Vivir más allá de la esperanza y el miedo

La frase de Trungpa sobre el Kyudo —"uno puede aprender a vivir más allá de la esperanza y el miedo"— es una llamada a liberarnos de nuestras propias cadenas mentales. En la vida cotidiana, constantemente nos encontramos atrapados entre lo que deseamos y lo que tememos. Este ciclo de expectativas y ansiedades nos impide ver la realidad tal como es. Nos mantiene en un estado de insatisfacción perpetua, siempre buscando algo más, siempre temiendo perder lo que tenemos. 

El Kyudo, como disciplina espiritual, nos enseña a soltar estas ataduras. El arco y la flecha se convierten en herramientas para trascender las ilusiones de la mente. Al igual que el tiro con arco, la vida requiere de precisión, calma y enfoque. Pero, al mismo tiempo, exige una entrega total, un dejar ir sin aferrarnos al resultado. El arquero que tira con la esperanza de dar en el blanco o con el miedo de fallar ya ha fallado antes de soltar la cuerda. Solo cuando se tira desde un lugar de no mente, de no apego, es cuando surge la verdadera maestría.

El "ser" en la práctica del Kyudo

Chogyam Trungpa concluye su reflexión con una frase igualmente poderosa: "puede aprender a ser". Este "ser" no es un estado estático ni una identidad fija. En el contexto del Kyudo y de la vida, "ser" implica estar plenamente presente, libre de las distracciones mentales que nos alejan de la experiencia directa del momento. No se trata de ser alguien o algo en particular, sino de estar en un estado de pura presencia.

En la práctica del Kyudo, este "ser" se manifiesta en la total integración de mente y cuerpo. El arquero no está "haciendo" algo en el sentido convencional; más bien, está "siendo" con el arco, con la flecha, con el espacio y con el objetivo. No hay separación entre el practicante y la acción. Este estado de unidad es lo que muchos buscan en la meditación y en otras prácticas espirituales, y es lo que el Kyudo ofrece de manera única.


La relevancia del Kyudo en el mundo moderno

En un mundo caracterizado por la velocidad, la competencia y la constante presión por alcanzar metas, el Kyudo nos invita a hacer una pausa. Nos invita a recordar que el verdadero logro no se encuentra en el resultado, sino en el proceso. La flecha que alcanza su objetivo es solo el subproducto de una mente tranquila y un corazón en paz. De la misma manera, los logros en la vida son el reflejo de nuestro estado interior.

Chogyam Trungpa, con su enfoque visionario, supo reconocer el valor del Kyudo como una práctica que trasciende las barreras culturales. En el contexto occidental, donde la productividad y el éxito se valoran por encima de todo, el Kyudo ofrece un contrapeso necesario. Nos recuerda que no podemos controlar el resultado, pero sí podemos cultivar una mente serena y un corazón abierto.


Conclusión: El legado de Trungpa y la enseñanza del Kyudo

El legado de Chogyam Trungpa sigue vivo en las prácticas de aquellos que buscan no solo entender el Kyudo como un arte marcial, sino como una herramienta para el autoconocimiento y la trascendencia. Su enseñanza de "vivir más allá de la esperanza y el miedo" resuena hoy en día con más fuerza que nunca, en un mundo que parece estar constantemente en búsqueda de algo mejor, pero que a menudo olvida el valor del presente.

El Kyudo, tal como lo entendió Trungpa, no es solo un deporte o una técnica. Es un camino hacia el descubrimiento de nuestra verdadera naturaleza, una invitación a ser en el sentido más profundo de la palabra. A través de la práctica constante y la entrega, podemos comenzar a soltar nuestras expectativas y temores, y encontrar la paz en cada momento, en cada respiración, en cada flecha que tiramos.



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