DAR O NO EN EL BLANCO
Hay un dicho en Kyudo
que dice: “Un tiro auténtico nunca falla”. Pero ¿qué significa esto realmente
en el Camino del Arco?
Se puede comprender este tiro auténtico desde el punto de
vista de la técnica: una posición correcta del cuerpo, una alineación correcta
de las cinco cruces, una mente tranquila y concentrada, que da como resultado
dar en el blanco. Desde un punto de vista mental o espiritual, significa que la
mente, el cuerpo, y el arco están en armonía y, por tanto, tu tiro alcanzará el
blanco. En cierta forma, la forma física expresa el estado interno del arquero.
Mediante la práctica de Kyudo, además de perfeccionar la técnica y la
forma física, desarrollamos también el valor de enfrentarnos al blanco. Al
tirar, debemos tener una intención auténtica, mantener nuestra mente en calma,
nuestro corazón abierto y sincero, y realizar la forma correctamente según las
instrucciones recibidas, desde “Yo I”,
encontrando el corazón o la actitud correcta, hasta “Zanshin”, contemplando el tiro totalmente abiertos a la
experiencia. Si la forma es correcta, los miembros estarán adecuadamente
alineados, utilizarás la fuerza de tus músculos justo lo necesario, tensarás el
arco con suavidad y fluidez hasta el punto necesario, tu mente se calmará y no habrá
distracciones que te perturben, todo tu cuerpo estará lleno de vitalidad a la
vez que relajado y presente, serás uno con el arco, tu cuerpo y tu mente estarán
equilibrados y el arco estable, y la flecha se llenará de energía y saldrá volando
rápidamente con vida propia. De esta manera, esperarás hasta que todos los
elementos en juego se conviertan en una sola cosa, y así se dará por sí misma
la suelta de la flecha. No serás tú el que tiras, sino que el tiro ocurrirá por
sí mismo cuando madure el momento.
Practicando de esta manera, nunca fallarás el blanco por
pensar demasiado, no le darás al blanco de forma accidental, por casualidad,
sino que será un tiro auténtico, hecho con todo tu ser. Pero, si aún así, el
tiro no alcanza el blanco, debes de mirar profundamente en ti mismo, comprobar
si la forma ha sido correcta, o si tu mente y tu corazón eran realmente uno,
debes buscar la respuesta en tu interior. Aunque darle al blanco o no dependa enteramente
de ti, dar al blanco no justifica que alardees por ello, o que te dejes llevar
por el enfado al fallar.
Lo esencial en la práctica del Kyudo es disolver las dudas y
el ego y despertar a la esencia de tu naturaleza tal y como es, sin caer en el
pensamiento y la discriminación, dejando atrás el mundo del deseo y el pensamiento,
dejando que tu mente repose en el mundo del no-deseo y el no-pensamiento, para
dejar que el tiro surja por sí mismo.
Podemos ver claramente que, para realizar un tiro auténtico,
deben mezclarse tanto los elementos físicos como los aspectos psicológicos, que
son los que dan vida a la técnica física.
Pero entonces, ¿es fundamental darle al blanco? Podríamos
decir que sí y no. Para comprender esta contradictoria respuesta deberíamos
antes descubrir dónde está realmente el blanco en el Camino del Arco. ¿Estamos simplemente
hablando del blanco físico al que llega la flecha? ¿o existe otro blanco más
sutil y profundo que no podemos ver tan fácilmente? ¿lo que importa es darle al
blanco o la forma en que se alcanza ese blanco?
Darle al blanco no es en sí mismo el objetivo del Kyudo. Podemos
darle al blanco por casualidad, con intención, con deseo, con furia, por
orgullo… Y también podemos fallar aparentemente ese tiro y haber dado en un
blanco mucho más profundo que se esconde en nuestro corazón.
Es posible desarrollar una técnica excelente y alcanzar
continuamente el blanco, y distar bastante la experiencia del mero hecho de
dejar que la flecha alcance el blanco por sí misma como un resultado inevitable
de un auténtico tiro, en el que el tirador desapareció para ser uno con el
arco, la flecha, y el mismo blanco. Si todo el proceso del tiro se desarrolla
de forma natural, no dejamos que la mente consciente interfiera, pensando o juzgando,
y contaminando el tiro.
Por eso, decir que un tiro auténtico siempre dará en el
blanco no significa que cualquier tiro que dé en el blanco es auténtico. Si
pensamos eso estamos recorriendo un camino equivocado. Es muy posible llegar a
alcanzar el blanco como resultado de una serie de errores inconscientes. Si
repetimos estos errores y aprendemos a tirar con ellos, se convertirán en un hábito
adquirido, y si seguimos de esta manera alcanzando el blanco con regularidad, podremos
llegar a pensar que hemos alcanzado la maestría en el Kyudo, y que solo tenemos
que hacer unos pequeños ajustes en nuestra técnica cuando fallemos para volver
al buen camino. Así, sin darnos cuenta, olvidaremos los fundamentos de la
práctica, comenzaremos a confiar en “truquitos” técnicos, y ya no tendremos remedio
si no somos capaces de darnos cuenta de ello o no tenemos suficiente fuerza de
voluntad para corregir ese error. Porque el
Camino del Arco no se recorre sólo con tu arco, sino también con tu corazón.
En cierto sentido, el enfoque del tiro con arco en el Kyudo parece
bastante paradójico, porque el esfuerzo consciente para dar al blanco, motivado
por la combinación del deseo de éxito y el miedo al fracaso, es inseparable de
las “Siete Corrupciones” que causan tensión y desorden en mente y cuerpo.
Cuando tu mente y tu cuerpo están tensos y desorganizados, no puedes tirar con
libertad. Y si no puedes tirar con libertad, no puedes darle al blanco de una
manera auténtica. La auténtica manera de
darle al blanco es soltando todo tu apego por él, para que puedas así estar suficientemente
en calma y consciente para tirar correctamente y con tu corazón. Para hacer
esto, debes confiar en que, si sigues las instrucciones, si realizas la forma
correctamente, y a la vez abres tu mente y tu corazón a la experiencia, sea la que
sea, sin expectativas y sin temor, nunca fallarás, siempre le darás al blanco,
a ese blanco invisible que hay en tu interior. De esta forma, el blanco vendrá hasta ti sin tener que buscarlo y
alcanzarás el arte de “darle al blanco sin darle”.
Muchas gracias. Es un artículo que te sumerge en la paradoja. Lo comparto.
ResponderEliminarSí, muchas veces necesitamos la paradoja para ir más allá de nuestros límites y tener una experiencia más profunda. Gracias por tu comentario.
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