EL VALOR DEL KYUDO
Cada persona practica
el Kyudo por diferentes razones y de diferente forma según su carácter. La
experiencia del Kyudo es algo tan personal que cada practicante tendrá su propia
interpretación de lo que es el Kyudo. Por esa razón, ninguna interpretación en
particular podrá abarcar o explicar completamente en qué consiste la práctica
de Kyudo. Las múltiples interpretaciones posibles reflejan la propia naturaleza
polifacética del Kyudo mismo.
Eso no quiere decir que cada uno
hace lo que quiere, y que a cualquier cosa le podemos llamar Kyudo. Hay ciertos
elementos fundamentales sobre los que no hay discusión, y la tradición viva,
transmitida personalmente de maestro a discípulo hasta nuestros días, define
los límites dentro de los cuales existe la práctica de Kyudo. Dentro de esos
límites, todos los practicantes tendrán naturalmente su propia visión personal
de lo que creen que es el verdadero Kyudo y lo expresarán a su manera. Cada
persona tiene su filosofía personal, ya sea que la exprese o no, y dará su propia
explicación de lo que es el Kyudo si se le pregunta.
En un principio, muchos occidentales
se sienten atraídos por el Kyudo a causa de su belleza y de su naturaleza
aparentemente exótica y misteriosa. Hasta hace poco tiempo, los libros
disponibles sobre esta práctica describían el Kyudo de forma romántica y espiritual,
presentándolo como algo esotérico, místico y casi inalcanzable. En los métodos
tradicionales japoneses de enseñanza se utiliza mucho la intuición y la
comunicación no verbal, lo que fomenta el misticismo que rodea al Kyudo.
Aunque el Kyudo es verdaderamente
profundo, no es algo mágico. Su profundidad reside precisamente en su sencillez
esencial. La forma básica del tiro sólo tiene siete pasos (shichido), y no tiene nada de técnicas secretas que sólo los elegidos
tienen el privilegio de conocer. La práctica del Kyudo descansa sobre unos
pocos fundamentos esenciales, y para tirar correctamente lo primero que se
necesita es aprender a relajarse, deshaciéndose de las tensiones de cuerpo y
mente, para poder estar más fácilmente atento y consciente durante el proceso
del tiro, sintiendo la energía y dignidad de esta práctica. Cuando eres capaz
de hacer eso, sientes tu cuerpo realmente vivo, tu mente más tranquila y en
calma, y tu ser más profundo que nunca, lo que a su vez hace que la misma
práctica sea más profunda e intensa. Aunque pueda parecer fácil, cualquiera que
haya practicado Kyudo durante un tiempo sabe lo verdaderamente difícil que es.
Es precisamente la dificultad de hacer algo tan aparentemente sencillo lo que
le da al Kyudo su profundidad y sutileza. Aunque pueda parecerlo, no hay dos
tiros que sean iguales, por lo que en cada tiro siempre hay una oportunidad de
aprender algo nuevo, no importa la experiencia que tengas o lo que creas que dominas
la técnica.
El verdadero Kyudo sale de tu
corazón, y lo descubres a través de la práctica. Cualquiera que tenga la
determinación de seguir practicando llegará a comprender lo que el Kyudo tiene
que enseñarle, sin importar el nivel de habilidad o práctica que pueda tener.
A través del entrenamiento de tu
cuerpo en el tiro con arco, el Kyudo está realmente entrenando tu mente y tu
ser. La filosofía del Kyudo considera que la mente y el cuerpo están íntimamente
relacionados y forman parte de un todo, por lo que se pueden ver tu mente y tu
corazón en la forma en que tiras. Para tirar correctamente, necesitas una
técnica adecuada guiada por una mente y un corazón correctos, por lo que
intentas conseguir a través de una técnica correcta esa mente y corazón adecuados,
y viceversa. Ciñéndonos estrictamente al contexto del tiro, esta mente y
corazón puros son una necesidad práctica, ya que son precisamente los que te
permiten hacer un buen tiro. La práctica entera del Kyudo está estructurada
para ayudarte a conseguir esa mente y corazón, ofreciéndote el medio con el que
puedes expresarlos y refinarlos.

Es muy agradable compartir la misma concepción sobre el kyudo. También que ello surge, diría como opinión personal, simplemente observándonos lo que ocurre con la práctica. A medida que avanzamos con la técnica e incorporándola, disfrutamos el crecimiento espiritual que nos genera el estado de meditación, que se expresa entre hanare y sanshin; como punto máximo.
ResponderEliminarGracias por tu comentario. Realmente el valor del Kyudo es difícil de poner en palabras porque es algo que tenemos que descubrir cada uno a través de la práctica personal. Pero, como dices, al ir avanzando vamos descubriendo aspectos de nosotros mismos y de la vida que nos pueden ayudar a vivir de una manera más consciente y auténtica.
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