Todo parece ir bien cuando tiras al makiwara, pero cuando
vas a tirar a distancia, la cosa cambia, estás tenso, te olvidas de algo, te
sientes abrumado. Es algo similar a cuando te estás preparando una presentación
en tu casa y lo haces estupendamente, pero cuando estás ante el público no te
salen las palabras o te quedas en blanco. Pero, cuando practicas Kyudo ¿dónde
está tu público? ¿ante ti o dentro de ti?
Ocurre con frecuencia
que, aunque puedes tirar a corta distancia muy bien, no muestras la misma
habilidad cuando tienes que tirar al blanco a 28 metros. En general, aunque tengas
ya bastante habilidad en la práctica, siempre puede ocurrir algo inesperado
que nos sorprenda, y debemos estar abiertos también a esa experiencia, y
saborearla sin rechazo ni recriminación. La mente es muy voluble y
fácilmente influenciable por ciertas actitudes como el apego y el deseo, que la
agitan, dificultando tu práctica y disminuyendo tu habilidad. En cierta forma
podemos decir que somos derrotados por una mente inestable y una energía
desbocada.
Los practicantes
de Kyudo también pierden a veces su compostura. Cuando hay mucha gente
observando, puede afectarte esa atmósfera de expectación, porque surge en ti el
deseo de demostrar tu habilidad, o el miedo de hacer el ridículo. Muchas
veces, sólo es necesario que te observe una persona, si es tu maestro o instructor,
para perder tu centro y ponerte nervioso, y acabas haciendo un tiro torpe y sin
energía, cuando hasta entonces todos tus tiros eran elegantes y cargados de Ki.
Cuando hay una fuerte estimulación interna y/o externa, provoca
en nosotros una creciente emoción y, como consecuencia, tu mente y tu cuerpo se
tensan. El tiro, que normalmente puedes realizar con suavidad y sin pensar, deja
de fluir de forma natural y parece forzado y costoso, porque tu cuerpo y tu mente
se han puesto rígidos y se ha apoderado de ti la incertidumbre del resultado, siendo
incapaz de controlar tu mente. Has perdido el control de ti mismo. No
importa la experiencia que tengas, lo fuerte y hábil que seas, no puedes tirar
correctamente si esa fuerza y habilidad no se acompañan con la mente y energía
adecuadas.
Para mejorar tu práctica hay tres cosas que debes tener en
cuenta:
• Cuidar tu cuerpo para mantenerte en un buen estado
de salud. Ya que el cuerpo es como el recipiente que acoge nuestra mente, el canal
por donde circula gran parte de nuestra energía, y también la base o fundamento
que nos conecta con la tierra.
• Practicar de forma habitual, si te es posible, lo
más constante que puedas, y aprovechando todas las oportunidades de práctica
que se te presenten. Ya sabes que “la práctica hace maestros”.
• Entrenar también tu faceta mental y energética,
para ser capaz de centrar tu mente y mantenerla de forma sostenida sobre tu
objetivo, mantener la calma a pesar de los estímulos, y dejar fluir la energía
(ki) de forma natural, pero enfocada cuando sea necesario.
Tu
verdadero estado interior se hará evidente cuando te enfrentes con el blanco,
reaccionando ante ese desafío o fluyendo con naturalidad y calma a pesar de
los posibles imprevistos que pueden surgir en el proceso. La práctica habitual
e intensiva te dará la oportunidad de desarrollar las virtudes que el Kyudo despierta
y potencia en ti. Es la misma práctica enfrentándote con el blanco lo que
permitirá entrenar a tu mente para enfocarse y mantener la calma, y permitirá
que tu energía fluya cada vez más libre e intensa.
Tu mente y el blanco están conectados y se
relacionan entre sí de manera sinérgica. El blanco en sí mismo no tiene
propósito. Tu mente, por sí sola puede estar en calma, o distraída. Pero,
cuando te enfrentas al blanco que parece desafiarte, y tu mente se deja llevar
por la intención o la emoción, es cuando puede darse una reacción desmedida o
incontrolada que afecta a tu estado mental y físico. Cuando le das demasiada
importancia al blanco, que quieres alcanzar con tu flecha, es cuando menos posibilidades
tienes de realmente alcanzarlo, al menos, de una manera auténtica. Pues,
incluso cuando atravieses el blanco físico con tu flecha, si tu mente está
agitada o abrumada por el apego al resultado, o el miedo al fracaso, no habrás
realmente alcanzado el blanco más importante en esta práctica del Kyudo:
abrir tu corazón y ser uno con el universo dejando que la energía (ki) fluya
libremente a través de ti.
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